Picasso, en la tarde dominguera


Por Juan Garff | LA NACION
Una obra para aprender jugando
La vida y obra de Pablo Picasso se arma y desarma a lo largo de una entrevista no siempre armoniosa con una periodista. Entre palomas, pinceles y toros, obra escrita por Roxana Pruzan y Mariano Mazover, subirá a escena pasado mañana. Enrique Federman (The Pillowman, Sweet Charity) tomó el desafío de llevar al teatro un espectáculo montado primero para circular solamente en escuelas.

Federman transita casi sin transición entre público adulto e infantil. Actualmente dirige Rococó, un stand-up protagonizado por Diego Reinhold, a la vez que prepara el estreno de la obra sobre Picasso para las tardes domingueras. "La variedad es lo que más me gusta de este trabajo, no morderme la cola, no trabajar siempre para chicos, ni para adultos, ni siempre de clown, de actor o de director. Me permite investigar cosas nuevas."

En este caso se trataba de lograr "tanto que los chicos se interesen en el aquí y ahora de la función teatral en sí, como que ésa funcione como un disparador para que indaguen luego sobre la obra de Picasso". El planteo se enmarca en una entrevista con el artista llevada adelante en diversos encuentros por una periodista.

"Trabajamos desde el juego para entender las obras pictóricas. Aparecen las diversas etapas de su vida artística, como el período azul, el rosa y el cubismo, para culminar con el Guernica, como obra emblemática y potente que nos permite abordar también otras cosas, como la guerra", dice Roxana Pruzan, que conduce los ciclos de visitas guiadas para chicos en el Museo Nacional de Bellas Artes. Un momento de silencio frente a la presencia de la pintura es la forma elegida por Federman para concentrar la mirada de los espectadores sobre esa furia ante el horror de la guerra.

Pero fundamentalmente, dice Federman, se trató de "potenciar el aspecto constantemente juguetón de Picasso". También la música de Mariano Cossa sigue este camino, en "una deconstrucción del flamenco, con las castañuelas sonando en un momento, el taconeo en otro, la guitarra y la voz, en otros más". Lo lúdico del artista, coinciden Federman y Pruzan, es lo que le otorga teatralidad a la puesta en escena de su obra.

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